_ La negligencia biparental (papá, mamá) y la ausencia de figuras de apego sustitutivas son factores traumatizantes muy poderosos en el desarrollo del TLP en la infancia.
➡️Los niños que tienen al menos un progenitor que les apoye o les cuide podría contrarrestar el efecto del trauma en apego, autores como (Zanarini et al, 2000c; Zweig-Frank & Paris, 1991). han sugerido la importancia del fallo biparental en el desarrollo del TLP.
👉 Factor principal también que se ha relacionado con la patología límite es la vinculación parental (Guttman y Laporte 2002). Zweig-Frank y Paris (1991) encontraron que los individuos con TLP recordaban a sus padres (tanto la madre como el padre) como menos cuidadores y sobreprotectores que los individuos sin TLP, indicando que el CONTROL SIN AFECTO caracteriza a algunos padres de individuos con TLP.
La conducta parental parece afectar no sólo al desarrollo de la patología límite directamente, sino que la disfunción parental podría incrementar la vulnerabilidad a otros factores de riesgo, mediando el efecto de otros factores psicosociales.
Por ejemplo, Zanarini et al (2000c) refirieron que las mujeres con TLP que recordaban a su madre como negligente y a su padre como abusivo tenían más probabilidad de haber sido abusadas sexualmente por una persona que no era uno de sus cuidadores.
(Zanarini et al) hipotetizaron que una madre negligente no sería capaz de proteger al niño de un abuso sexual por parte de un no cuidador y un padre abusivo podría llevar a su hija a creer que ser usada o abusada es inevitable.
Gunderson (1984, 1996) sugirió que la INTOLERANCIA A LA SOLEDAD era el núcleo de la patología límite.
Consideraba que la incapacidad de los borderline para invocar una “introyección calmante” era una consecuencia del fallo de las figuras de apego tempranas.
Describió pormenorizadamente patrones típicos de disfunción límite en términos de reacciones exageradas del niño apegado de modo inseguro, por ejemplo el enganche, el temor a las necesidades de dependencia, el terror al abandono y la monitorización constante de la proximidad del cuidador.
Diferentes autores han relacionado el apego desorganizado con el #TLP, explicando cómo se relaciona con la falta de esquemas integrados del yo (Barone, 2003; Lyons- Ruth, Yellin, Melnick et al , 2005; Liotti, 2004; Blizard, 2003; Fonagy, Gegerly, Jurist et
al, 2002; Schore, 2001).
Ha habido muchos intentos pasados de explicar los síntomas del TLP usando la teoría del apego (Bateman & Fonagy 2004).
Implícita o explícitamente, se ha utilizado la sugerencia de Bowlby (1969,1973, I980) de que la experiencia temprana con el cuidador sirve para organizar las relaciones tardías de apego como un modo de explicar la psicopatología del TLP (Bateman & Fonagy 2004; Fonagy & Bateman 2007).
Por ejemplo, se ha sugerido que la experiencia de ataque interpersonal, negligencia y amenazas de abandono de los borderline puede explicar su percepción de las relaciones actuales como de ataque y negligentes (Benjamin, 1993).
Crittenden (1997 a,b) se ha preocupado en particular de incorporar en su representación de la desorganización del apego adulto, el estilo profundamente ambivalente y temeroso de las relaciones íntimas, específico de los individuos límite.
De otro lado, Lyons-Ruth y Jacobovitz (1999) focalizan en la desorganización del sistema de apego en la infancia como predisponente a la patología borderline posterior. Identifican un patrón inseguro desorganizado como predisponente a problemas de conducta.
#Fonagy (2000) y Fonagy et al (2000) también han usado el marco de la teoría de apego, enfatizando el rol del apego en el desarrollo de la función simbólica y el modo en el que el apego inseguro desorganizado puede generar vulnerabilidad frente a confusiones y desafíos posteriores.
Todos estos, y otros abordajes teóricos, predicen que las representaciones de apego (Hesse & Main, 2001) son seriamente inseguras en pacientes con TLP (Fonagy y Bateman, 2007).
Para #Bateman y Fonagy (2004), no hay duda de que las personas con TLP son inseguras en su apego. Sin embargo, piensan que las descripciones de apego inseguro desde la infancia o la edad adulta proporcionan una explicación clínica inadecuada por varias razones, como que el apego ansioso es muy común y los patrones de apego ansioso en la infancia se corresponden con estrategias adultas relativamente estables (Main et al., 1985).
Sin embargo, el distintivo de los trastornos de apego de los individuos borderline es la ausencia de estabilidad (Higgitt & Fonagy, 1992).
Paris (1994) propone una teoría integrada de la etiología del TLP: un modelo biopsicosocial que intenta explicar cómo los trastornos de personalidad en general, y el TLP en particular, pueden desarrollarse.
Este modelo involucra tanto los efectos acumulativos e interactivos de muchos factores de riesgo, como la influencia de factores protectores: las influencias biológicas, psicológicas o sociales, que actúan para prevenir el desarrollo del trastorno.
Paris piensa que el temperamento puede predisponer a cada niño a ciertas dificultades, pero que las características temperamentales en presencia de factores de riesgo psicológico, como el trauma o las pérdidas y fallos parentales, pueden verse amplificadas.
Explica como ejemplo ilustrativo que la mayoría de los niños tímidos (temperamento) se desarrollan a partir de una timidez normal, pero que si el entorno familiar es poco sustentador, la introversión se acentuará (rasgo) y con el tiempo, si persiste, se volverá patológica (trastorno).
La timidez puede llevar a un niño a establecer contactos sociales caracterizados por la ansiedad y/o la evitación, y un patrón de apego anormal. Pero si esto persiste, las conductas pueden empezar a corresponder a los criterios para trastornos de personalidad de los tipos dependiente y evitativo.
Otro aspecto interesante que señala Paris es que el futuro paciente TLP empezaría su vida con características temperamentales que son compatibles con la normalidad (por ejemplo, un niño más inclinado a la acción que a la reflexión); pero con un entorno psicosocial razonablemente adecuado, nunca desarrollarían un trastorno de personalidad.
También afirman que los padres de los futuros pacientes borderline podrían tener ellos mismos trastornos de personalidad, y podrían ser no sensitivos a las necesidades de sus hijos y fallar a la hora de proporcionales un entorno sustentador adecuado.
Las experiencias positivas con las figuras de apego seguro pueden ser uno de los factores sociales protectores más efectivos (Mosquera y Gonzalez, 2009b, 2011).
Allen (2003) habla de confusión de roles parentales.
Describe cómo los padres de los TLP se focalizan aparentemente en sus hijos hasta el punto de la obsesión, pero al tiempo están enfadados con ellos, un modo de entender la conducta contradictoria y aparentemente irracional en las familias de pacientes borderline es conceptualizarlas como reacciones ante un conflicto intrapsíquico grave y persistente respecto al rol de progenitor.
Este conflicto está creado y reforzado por la experiencia de los progenitores en sus propias familias de origen.
La ambivalencia sobre ser padres es el tema nuclear de conflicto en los progenitores (Luborsky & Crits-Cristoph, 1990).
Sienten como si debiesen sacrificarse solemnemente por sus hijos, pero al mismo tiempo se sienten desbordados por la responsabilidad y resentidos por el sacrificio.
En conclusión, las dificultades de apego no pueden explicar completamente la complejidad del TLP y no son el único disparador para que una persona desarrolle un TLP, aunque es una de las piezas del puzzle (Mosquera, D., Gonzalez, A., 2009b).
Las relaciones entre #apego, #genética y #trastornos de #personalidad son complejas y no han sido bien establecidas.
Podemos considerar que el apego inseguro causa desregulación emocional.
Pero tanto el apego #inseguro como la #desregulación #emocional podrían estar mediadas por las mismas diferencias heredables en el temperamento o los rasgos de personalidad.
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