Niños, adolescentes y jóvenes necesitan sentirse partícipes en el ámbito social.
En la adolescencia la necesidad de “ser parte del grupo” es
particularmente importante.
Los chicos y chicas con dificultades para formar amistades
suelen tener problemas de
autoestima, de rendimiento escolar, u otros desajustes
psicológicos.
A muchos padres les preocupa que los amigos ejerzan
demasiada influencia al
tiempo que la suya vaya disminuyendo. Esa preocupación es
mayor si los amigos
animan a sus hijos a participar en actividades peligrosas o
dañinas.
Es bastante habitual que entre los 10 y los 12 años se
cambie con frecuencia
de amigos pues necesitan explorar y encontrar con quién
compartir ideas gustos y
aficiones. La mayor influencia
de los amigos se produce entre los 12 y los 16 años, especialmente en cuestiones de moda (gustos musicales,
formas de vestir) y
actividades en las que participar, sin embargo los amigos no
reemplazan a los padres
cuando se trate de cuestiones importantes, salvo que los
padres se desinteresen por
la vida de sus hijos.
Los padres pueden, y
deben, influir en el tipo de amigos que sus hijos eligen.
A continuación algunas estrategias para
hacerlo:
Reconozca que la presión de los amigos puede ser buena o
mala. Si su hijo escoge amigos con poco interés por lo escolar y que
sacan malas notas muy probablemente esté menos dispuesto a estudiar y sacar buenas
notas. Este ejemplo es aplicable a casi todas las áreas de la vida: la salud,
los hábitos, el comportamiento, etc.
Conozca a los amigos de su hijo. Si usted conoce
personalmente a los
amigos de su hijo podrá tener una información muy útil para
saber por dónde anda su
hijo. Llévelos a fiestas, partidos, conciertos, ofrézcase a
recogerlos si van a volver
tarde, invítelos a su casa y aproveche para escuchar.
Conociendo a los amigos
conocerá mejor a su propio hijo.
Conozca a los padres
de los amigos. Sin necesidad de ser íntimos, conocer
a los padres de los amigos le ayudará a saber si las
actitudes y preferencias como
padres coinciden o no con las suyas. Conociéndose entre sí
los padres se puede
llegar a acuerdos que eviten comparaciones del tipo: “es que
a ellos les dejan...”
De tiempo y espacio para los amigos. Si participar en
actividades es importante tenga en cuenta que demasiadas actividades extra
pueden provocar agotamiento.
Además de satisfacer la necesidad de “ser parte de”, pasar
tiempo con los amigos en sitios seguros y de confianza es una excelente
manera de aprender habilidades de relación social.
Hable con su hijo sobre la amistad. Para los adolescentes es
importante lo
que otras personas piensan de ellos, sobre todo los amigos.
Pero los padres deben
saber que buena parte de los comportamientos de riesgo se
deciden en los grupos de
amigos. Por ello es muy importante que hable con su hijo
sobre cómo resistir las
presiones del grupo para desobedecer las normas familiares o
ir contra los valores que
les están inculcando.
Enseñe a evitar situaciones comprometidas. Hablando con su
hijo sobre
posibles situaciones de riesgo puede ayudarle a no meterse
en líos.
Pregunte a su hija adolescente qué haría ella si el sábado
por la tarde una de la pandilla llegase con una botella de licor, cerveza,
whisky, etc.
Pregunte a su hijo de 13 años cómo reaccionaría si un amigo
le propusiera saltarse una clase para ir a comprar un disco.
Idealmente podrán decir “NO”, pero no es tan fácil para una adolescente resistir la
presión de un amigo y menos de un grupo. Hablando con su hijo de posibles
situaciones y alternativas para salir de ellas le ayudará a sentirse más seguro para
afrontarlas.
Supervise lo que hace y a dónde va con los amigos. Los
adolescentes que
saben que sus padres saben dónde está, con quien, y lo que
están haciendo, son
menos propensos a dedicarse a actividades de riesgo para su
salud y seguridad. No
dude en llamar a otra casa para asegurarse que su hijo está
allí, y no tema decir “NO”
cuando considere que ni las personas, ni el lugar, ni la
actividad son adecuadas para
su hijo o hija.
Sea usted un buen amigo. Los adolescentes que ven a sus
padres tratarse con respeto y amabilidad entre sí y hacia sus propios amigos
tienen gran ventaja. El ejemplo que usted dé a sus hijos tiene mayor impacto que
cualquier charla o sermón que pueda darle.
¿Prohibir ciertos amigos?. Algunos adolescentes pueden
rebelarse si sus
padres les prohíben tajante-mente relacionarse con ciertos
amigos, depende de la
vinculación y confianza entre padres e hijo. En cualquier
caso, una estrategia útil (a
medio plazo) es aclararle que usted no se siente cómodo con
ese o esos amigos y explicarle las razones. Al mismo tiempo conviene, sin negar
totalmente la posibilidad
de ver a ese amigo, limitar el tiempo y las actividades que
se le permite realizar con
ese o esos amigos de los que se desconfía.
En fin, ayudar al hijo en todo su proceso de darse cuenta entre la distinción de lo que le conviene personalmente y sea gratificante para él en su desarrollo como persona, la tarea de los padres es ir afianzando el desarrollo psico-social del adolescente, de manera efectiva, con dosis de afectividad, escucha asertiva, y cercanía.
Es importante destacar el entorno familiar del adolescente, su vivencia cotidiana, la oportunidad y espacio que le brindan sus padres en el hogar; en un entorno de armonía y respeto lo más probable es que los resultados sean positivos a los hijos por ende en su vida social con compañeros y los amigos.
Norma Duré Riquelme
Psicóloga Colegiada
M-26128.
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