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viernes, 24 de octubre de 2014

"DIALOGO ENTRE INTERLOCUTORES"



Escucha Activa Humanizadora. Dialogo entre Interlocutores.


 Dialogoterapia: Estar presente en ti, con mi aptitud humana y actitud de escucha,con el lenguaje de mis ojos y la fraternidad de mi existencia junto a la tuya. (por Norma Duré)



La Escucha Activa, una escucha Terapéutica.

 Es un conjunto de técnicas que requieren de un entrenamiento y de una actuación rigurosa. La Escucha Activa podrían consistir entre otros aspectos, en las siguientes normas básicas:

 - PARTIR DE CERO. Al iniciar el acompañamiento dejar a un lado nuestras primeras impresiones de la persona. No prejuzgarla y poder dejar “la mente disponible”. No dejarnos influir por el modo en que viste, cómo entró en la consulta o la habitación o las cosas que ya sabemos sobre él o ella porque otros nos hayan contado. 

- Tener una ACTITUD CORPORAL que facilite la comunicación: Es importante aprender a controlar nuestra expresividad corporal, todo lo que sentimos se transmite a través de nuestra postura, gestos, etc...y llega a la otra persona. 
 Es muy importante el concepto de Cuerpo “abierto” : 
Orientado hacia la persona, cuidando que lo primero que se vea de nosotros sean brazos y/o piernas cruzadas.
Cuerpo hacia delante, acercándose al otro, mejor que hacia atrás, alejándose.
Cuerpo de frente, cara a cara, mejor que de lado, como colocando una barrera. 
- Actitud de comprensión - Contacto con la vista como signo de aceptación y de escucha.
 - No rehuir en ciertos momentos el contacto físico con las manos en el hombro o tomando las manos del otro), aunque con prudencia. 
El contacto prematuro o a destiempo es vivido como una invasión del espacio personal y en una persona deprimida puede generar rechazo. 

- Dar signos de atención (afirmar con la cabeza, con la mirada, alguna anotación, alguna expresión verbal), que animen a la persona a sentirse cómoda hablando. 
- No hacer otras cosas al mismo tiempo (toda la atención debe dirigirse a la persona que apoyamos)

 - SABER CALLAR: Aguantar el silencio, la información angustiante y el dolor de la otra persona sin ponernos nerviosos, aguantar el horror. No pensar que “hay que decir algo” porque los comentarios obvios (“la vida es así” “lo importante es que estás viva” “ya se sabe” “hay que tener resignación” “a todos nos toca algún día”) le sientan mal a la persona.
 Callar y no decir frases hechas. 
Hay que hablar lo menos posible. 
 Se puede hacer alguna pregunta si la persona queda bloqueada o repetir algunas ideas que ha dicho la persona como una manera de ayudarle a que siga.

 - FACILITAR LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES SIN PERMITIR EL DESCONTROL.. - Si la persona parece que va a llorar, dejarla que lo haga : “Llora si quieres. Es normal. 
No pasa nada. Llorar sirve para aliviar la pena”. Si la persona parece que se va a desbordar, cambiar entonces de tema para evitar que eso ocurra.

 Si empezara a gritar o a tirarse al suelo, entonces intentar conservar la calma, hablar en un tono de voz tranquilo y suave y dejar que pase la crisis. 

Si la persona se muestra verbal agresiva, facilitar la expresión de su enojo procurando que no se desborde. 

 En el caso de un niño que realiza actos agresivos (romper objetos, golpear a otro niño), es bueno enseñarle a autocontrolarse. Golpear no descarga la ira. Puede dejarse al niño sólo en una habitación hasta que se controle, o contenerle corporalmente (sin agresividad y sin gritarle, sólo conteniéndole). 

 - NO TENER MIEDO A PREGUNTAR. Tenemos la posibilidad de preguntar a la otra persona todas aquellas cosas que creemos son importantes, y siempre con el adecuado respeto a la persona, pero no hay que tener miedo a preguntar.

 Así, por ejemplo : Si pensamos que tal vez la persona quiera suicidarse es mejor preguntarle directamente, y preguntarle incluso que cómo lo haría, antes de callarse por pudor opor pensar que quizás le estemos dando ideas.

 Quien pensó en matarse encuentra un gran alivio en que le pregunten directamente sobre ello. Y raramente alguien a quien nunca se le ocurrió la idea, de pronto con nuestra pregunta va a pensar en ello. 

Es mejor no quedarse nunca con dudas y preguntarlo si lo creemos adecuado. 
 Hay que intentar ayudar a la persona a que ordene los argumentos e ideas a favor y en contra.
 
En este proceso es bueno : 
 Ayudarle a recordar otros momentos difíciles, aunque no se parezcan a la situación actual, y lo que hizo para afrontarlo. - Sugerirle ideas que puedan facilitar algunas de las cosas que él ha enumerado.- Sugerir técnicas de negociación en los conflictos que la persona puede tener. 
 Ayudarle a buscar recursos positivos a su alrededor en los que no había reparado (familia, amigos....) .

Es importante saber AGUANTAR para NO DAR NUESTRA SOLUCIÓN (tomar partido) si realmente queremos ayudar a la persona.

 - SABER ESPERAR. Tal vez el consejo que damos a la persona es bueno, pero el momento no es el mejor para que nos escuche. 
Puede que considere que no tiene ningún problema, o que él puede controlar sólo la situación. debemos sólo “acompañarle”. 
 La persona que apoya debe poder mostrar al otro una aceptación incondicional, sin emitir juicios de valor sobre su comportamiento, tener una disponibilidad mental y corporal hacia la otra persona para poder comprender su situación, evitando que interfieran sus propios sentimientos o pensamientos. 

La persona que está dando apoyo debe dar consejos de lo que es bueno, sin hacer juicios morales.

 Así, por ejemplo: - No regañar a una persona porque bebe, sino explicarle que se ha visto en otras personas que eso provoca daño en diferentes partes del cuerpo y que por tanto tal vez el alcohol le está dañando a él. 

 Comentar que quizás tenga problemas con su familia o en el trabajo, pero sin que en el tono o el modo parezca que se le está echando nada en cara.
  No acusar a un hombre que sabemos que golpea a su mujer sino preguntarle por qué lo hace, trabajando con él cómo poder cambiar entre los dos esas actitudes y conductas. 
- Lo importante es que queremos ayudar y para eso no hay que juzgar. 

- Animar a la persona a que HAGA PEQUEÑOS CAMBIOS EN SU CONDUCTA.

 Plantearle pequeños retos que pueda intentar cumplir : salir más de casa y conversar con los vecinos, trabajar una horas al día, beber un poco menos, hacer diez minutos al día de relajación.... Romper la espiral de la tristeza o del miedo con cambios pequeñitos y progresivos en las costumbres de la persona.

NO HAY RECETAS. La escucha activa trata de acompañar a la persona en su proceso para que ella misma encuentre “la mejor solución”, lo que siempre es muy personal.

 APRENDER DE LOS DEMAS SOBRE NOSOTROS MISMOS: para poder separar las cuestiones personales y no poner en el otro cosas nuestras.

 Cuando sentimos que el problema que nos cuenta la otra persona es similar a algo que hemos vivido nosotros, hay que ser cuidadoso para no dejarse influir por nuestros propios problemas personales. 

 La CONFIDENCIALIDAD y la INTIMIDAD son básicas para que la persona/grupo/comunidad confíe en nosotros y nos respete. 

(Texto compilados)



























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